El Castañar de O Soitu (San Martín de Trevejo, Cáceres)

La especie propuesta hoy es Castanea sativa, el castaño.  Un árbol de hasta 20-30 metros de altura, con un tronco que llega a medir 2 metros de diámetro en los cultivados, siendo más esbelto y menos ramoso en los silvestres, conocidos como regoldos.

En los ejemplares viejos, la corteza es de color ceniza o parduzco, profundamente resquebrajada.  Las hojas son grandes, de entre 10-25 cm de largo y 3-10 cm de ancho, alternas, lanceoladas y profundamente dentadas.
Es una planta monoica: las flores de ambos sexos nacen en amentos verticales de 10-20 cm de largo.  Surgen a finales de junio y hacia el otoño, las flores femeninas se convierten en espinosas bellotas, que contienen dos o más castañas.
Una rama con sus hojas acompañadas de las inconfundibles castañas

Esta especie requiere un clima suave y una humedad adecuada para su crecimiento y la producción de castañas. Es sensible a las fuertes sequías estivales y a las grandes heladas invernales, perjudicándole las tardías de primavera y las escarchas precoces del otoño. Le gustan los terrenos silíceos y no tolera los suelos calizos. Por tanto, es frecuente en el norte, desde el Pais Vasco a Galicia, Cataluña, montañas del centro y occidente (León, Zamora, Salamanca, Avila, Extremadura..) y Andalucía.  En el este y es sudeste es muy escasa.

Típico e inconfundible pie de castaño.


Tanto el castaño como el nogal (Juglans regia) suelen aparecer en el seno de robledales y bosques mixtos.  Los registros polínicos demuestran que estas especies son autóctonas en España, aunque dentro del proceso de "frutalización" que han sufrido nuestros bosques desde épocas antiguas, no hay duda que la mayor parte de castañares y bosquetes de nogales o plátanos han sido, bien favorecidos por el hombre, bien plantados directamente.

La zona que propongo es ideal para observar esta especie, ya que sin ningún problema podremos encontrar castaños por cualquier camino.  Es el Castañar de O Soitu (en mañego, "el soto") o de Ojesto (apellido de su antiguo propietario).
 
Partimos de San Martín de Trevejo, en la Sierra de Gata, Cáceres.  Es el pueblo de mi padre, así que lo conozco bien desde niño.  La Sierra de Gata forma parte del Sistema Central, si bien éste es un término académico que no es compartido por los habitantes de la zona, los cuales se refieren a las diferentes sierras sin tener conciencia de un todo (1).  
 
Calle A Ciai (como se denomina a Ciudad Rodrigo), en San Martín de Trevejo
 
La Senda es la antigua Calzada Romana, que se dirige al Puerto de Santa Clara,  Es el camino tradicional de entrar en Salamanca y actualmente está balizado como GR-10, de Ciudad Rodrigo a Sierra de Gata, dentro de la Red de Senderos del Sistema Central.
En San Martín se habla A Fala (mañego en la versión local), un dialecto cuyas raíces se hunden en el castellano antiguo, portugués, gallego o leonés.

El momento idóneo es cualquier época del año, ya que cada estación aporta su colorido.  Yo he tenido la suerte de disfrutar de un día de niebla y lluvia en pleno agosto, mientras la ola de calor barre la mayor parte de la península.
Helechos y pinar de repoblación de Pinus pinaster, al principio del recorrido

Tras dirigirnos a la parte alta del pueblo, salimos por la Calzada Romana y tras unos minutos entre campos, comienza el castañar.

Impresionante ejemplar de castaño.  Se observan los típicos rebrotes de cepa.

Seguimos disfrutando del camino, pensando en la cantidad de siglos que ha sido transitado.  Desde los romanos hasta el siglo pasado, en que las gentes de estos lugares emigraban a Argentina cruzando el Puerto de Santa Clara, para posteriormente atravesar Castilla y embarcar en Galicia.

Dos tremendos ejemplares de castaño, conocidos como "los abuelos"

La luz se filtra a través de la niebla y el dosel arbóreo

 En ocasiones hay una verdadera alfombra, hecha por las flores caídas de los castaños.

Los castaños van dejando paso a un bosque de rebollo (Quercus pyrenaica)

Musgo, líquenes y helechos posando juntos


En un tramo encontramos esta bonita escena.  La raíz ha ido penetrando a través de las grietas de la roca, hasta que ha podido con ella. Al final, roca, talud y parte del árbol han caído.

La raíz contra la roca

Tras poco más de 1 hora andando, llegamos al Puerto.  Aquí tenemos distintas opciones, muchas de ellas señalizadas: Ascender a Jálama o  a las Torres de Hernán Centeno, girar hacia Eljas, etc.  En cualquier caso, hay que tener precaución y consultar si queremos caminar por la zona, ya que hay ganado bravo y podemos tener algún susto si saltamos algún muro de los muchos que delimitan parcelas. Podemos consultar más bibliografía de los senderos de la zona aquí 

Los helechos tapizan prácticamente todo el suelo desde la salida del pueblo hasta el Puerto.

El cartel de entrar en Cáceres.  
El que veía todos los años antes de que mejoraran los accesos desde Cilleros.

En el mismo Puerto salen varios senderos hacia Jálama.  Hoy es mejor darse la vuelta.


La fotogénica Jálama (o Xálima, en mañego), que con sus 1.492 m es el pico más alto de la Sierra de Gata.

Jálama, vista desde la carretera de El Payo

Al volver a San Martín, podemos disfrutar de un paseo por el pueblo, con un casco antiguo declarado Conjunto Histórico-Artístico; por no hablar de la impresionante gastronomía a base de ibéricos y similares.  Eso sí, recomiendo hacer las excursiones antes de comer.



(1) Para más información sobre rutas, la web de la Red de Senderos del Sistema Central.

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